Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.*

Hola,

Cuando tenía unos tres o talvez cuatro años, mi papá y mi tío estaban una vez preparando un asado. Yo veía inocente a las brasas sonreír bajo las llamas, experimentaba el calor y la radiación en mi cara, llamándome. Acerqué un dedito desnudo, por caso el meñique, al rojo intenso del primer carbón. De inmediato presagié el dolor, al quemarme. Comprendido: las brasas queman.

Cuando tenía siete años, mi tortuga de entonces y mascota más querida, había pasado tres días sin moverse ni comer. Consultado el veterinario al respecto, éste decretó: "se murió". De la muerte no se vuelve, la vida necesita cuidados. Aprendido.

En esa misma lógica, con un grado de complejidad ubicado en medio de las dos ideas, pero no en una escala absoluta, se ubica la experiencia del amor.

Me cuesta mucho, pero mucho trabajo entender, cómo es posible que una situación, condición o ensayo, que tanto dolor puede causar, tanta angustia, sea algo que conscientemente se busca repetir. Si me quemo con las ascuas, no meto más el dedo. Si me quemo con la leche, cuando veo una vaca lloro.

Si he sufrido por amor, corro, huyo, escapo; ídem si he perdido a un ser amado. Cómo es posible que la medida de mi tiempo sea ahora estar o no estar contigo?


"Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo. "

*Jorge Luis Borges (de "El amenazado").

Saludos.

Lucas.-

Tan solo como el faro del fin del mundo.