Fingen ya no estar interesados

No voy a decir que el tema me parece simple, no. Al contrario, me parece bastante complejo y no creo que nada de lo que escriba pueda aportar algo. Pero estoy inspirado, de muy mal humor y tengo la necesidad de escribir algo (admitámoslo, el blog también lo necesita).

No entendemos bien el porqué. Nadie lo sabe. Nadie sabe. Es intrínseco a nuestra naturaleza humana. He tenido la suerte de conocer a muchas personas de diferentes backgrounds culturales y creo que en cierta medida todos pasan tarde o temprano por lo mismo:

Amor se sufre.

Si. Es así de claro. Nacen ahora dos direcciones obvias. Voy a nombrar ambas para que no me tachen de melancólico: sufrís cuando amás y te aman y seguramente sufrís más cuando amás y no sos correspondido.

Entonces, siguiendo por el segundo de los caminos, me atrevo sin pudor alguno a afirmar que todos, en algún momento, sufren por amor.

Partiendo de las épocas más remotas, pasando por un prolífero Renacimiento (desde el punto de vista de la producción artística), hasta nuestro execrable post-modernismo, toda persona medianamente sanita como para enamorarse, tarde o temprano cae víctima del capricho de eros (del gr. ἔρως, amor).

Es también sufrible dejar de amar, lo sabemos. Creo esa es talvez la posición más dolorosa. Hasta ayer amabas a alguien, hoy te levantás y no lo amás más, punto. Como cuando llueve a torrentes y de repente el agua cesa y el sol sale. O el inverso, más rico, más profundo: cuando tu espíritu reposa en el ojo del huracán y sabés que esa calma no es más que una ficción.

Repito mi tesis. Nos debería suceder a todos (y menuda fábula creer que somos los únicos!).

Entonces bien, si es algo que nos pasa a todos, casi por igual, qué sentido tendría pensarlo siquiera? Es casi como cortarse las uñas.

Para mi lo que nos diferencia es lo que hace cada uno con lo que nos pasa a todos (disculparme el grosero queísmo).

Yo creo que la mayoría de las personas, luego de sufrir por amor, se refugian en un lugar muy pelotudo en el cual creen, fantasean que creen, o neurotizan que creen, ya no van a volver a sufrir por amor. Por ejemplo, se ponen de novios con el primer ser aparentemente inofensivo que se les cruza. O fingen ya no estar interesados, llenan su Facebook de fotos de fiestas y creen que tirando la llave del corazón al río el mundo les puede pasar sin tocarlos. Es una posición tan estúpida y patológica como creer que si no vivís más, no vas a morir. Error, si no se vive, se muere.

El otro día encontré una fotito que me regaló una persona que quiero mucho, en el reverso, como despedida, conociéndome no poco, me recordaba:

El amor es el único juego donde sólo se pierde cuando se deja de jugar.

Lucas.-

Hombre pensativo en Acrópolis. Derechos reservados.