La question humaine

Francamente son pocas las veces que tengo ganas de seguir con un tema. Con inusitada ligereza mi estado de ánimo abandona una tarea y, en si mismo, un estado. Sin embargo, a propósito del film homónimo, el cual tuve el gusto de ver ayer, voy a continuar, de alguna manera, con lo planteado la semana pasada.

Obviamente no voy a seguir hablando de amor. Es un asunto que me agota. Vamos a discutir otra cuestión, la cuestión humana.

Se pueden fumar la película si aún no la han visto, son más de dos horas. Yo creo que vale la pena. Lamento no haberla visto antes, pero creo que todo llega en un momento por alguna buena razón. Dejo el timing para otro post.

Pongámonos en contexto. Según C. Sagan no somos más que un minúsculo punto en el universo. No tengo dudas de que somos además un punto ignoto e ignorante.

Nos definimos como la raza humana y no existimos más que hace unas fracciones de tiempo. Nos consideramos los seres más evolucionados y no hemos logrado resolver problemas fundamentales, como la alimentación de la especie.

Nuestra técnica no ha logrado todavía avanzar al ritmo de nuestra tecnología (del gr. τεχνολογία). Vale decir, la pericia o habilidad que tenemos para hacer uso de nuestras ciencias, descubrimientos, o arte, está en desmedida con relación al alcance de estos.

Ya lo dijo H. Simpson: "pueden poner a un hombre en la luna pero no pueden hacer que mis zapatos huelan bien".

Toda ciencia, conocimiento o tecnología, se encuentra vacía de sentido o propósito si no la definimos en un contexto humano; si no acertamos a responder la pregunta prístina, la cuestión humana.

No esperen por favor que les de una definición. ¿Es el amor la respuesta a la cuestión humana? Según venimos escribiendo aquí, yo creo que no.

Muchos estarán tentados a replicar que es el amor a la raza o el amor a la humanidad el epílogo de la cuestión humana. Pero eso no es más que una penosa utopía.

"Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos". Friedrich Nietzsche.

Lucas.-

Paloma de Frente. Piazza San Marco, Venecia.