Hola a todos (los que leen!):
¿Qué es un viaje sino un estado del alma? Dicen que para conocer nuevos lugares, no hay que enfrentarse a otros paisajes sino tener nuevos ojos.
El viernes por la madrugada salí desde Milán con dirección a Viena, con más preguntas que respuestas, pero con las infaltables ganas de ruta.
Fue una noche larga. Un cielo claro y estrellado se movía sobre mí y dejaba vagar una encantadora metáfora que vino a mi cabeza. Viajando tuve un momento de paz, casi de plena felicidad, en medio de la nada, en el medio de la ruta y de la noche.
¿Qué es un viaje sino un estado del alma? Dicen que para conocer nuevos lugares, no hay que enfrentarse a otros paisajes sino tener nuevos ojos.
El viernes por la madrugada salí desde Milán con dirección a Viena, con más preguntas que respuestas, pero con las infaltables ganas de ruta.
Fue una noche larga. Un cielo claro y estrellado se movía sobre mí y dejaba vagar una encantadora metáfora que vino a mi cabeza. Viajando tuve un momento de paz, casi de plena felicidad, en medio de la nada, en el medio de la ruta y de la noche.

¿Cómo cierra mi metáfora? Simple, cíclicamente pasan los días y las noches. Cuando se hace de día, una estrella, la más cercana de todas ella, ilumina tan fuerte que nos hace olvidar a las demás que también cubren nuestro cielo, aunque ellas sigan allí, escondidas. Luego la noche cae otra vez, y ese astro que nos alumbraba y nos daba calor desaparece, pero no debería haber nube que nos impida verlas a todas. Hay noches claras y noches cerradas, y mi vida es una noche clara (otro día les cuanto qué vendría a ser la luna). “Si lloras porque se ha puesto el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”.
El crepúsculo me encontró a mitad de camino, atravesando valles alpinos, pasando la frontera. En Italia las autopistas se pagan en cada peaje, normalmente a la entrada y la salida de ellas. ¡Ingenuo yo, que pensé, al no encontrar peajes en Austria, que las autopistas debían ser gratis! No, no lo son, y les recomiendo no parar en las áreas de descanso, te sacuden con 120 euros.
Una vez cerca de Viena llamé a Doris, algo así como una prima de mi buen amigo Thomas. El caso es que ella creía que yo llegaba desde el oeste, mientras que lo hacía desde el sur, desde Udine. Hasta que logramos aclarar ese punto, en tres idiomas, había paseado dos horas perdido por las afueras de la ciudad.
Si les había contado que uno no puede no enamorarse de París, ¡que decir de Viena! Es algo así como una hermana menor, más joven y más bonita. Imperial, majestuosa, moderna, hasta un poco arrogante diría, pero con todo mérito. Indudablemente una de las capitales más encantadoras de Europa.

Bueno, la mañana despunta con un clamoroso sol de primavera, hoy martes es feriado en Italia, así que me quedé aquí cuatro días. Voy a cerrar esto como de cómo de costumbre, diciendo que me encuentro bien, a la tarde regreso a Milán. Gracias a lo que leen. A los demás les deseo el cuarto infierno de Dante (no, es broma, pero ellos nunca lo sabrán).
Lucas.-
2 comentarios:
¿Qué es un viaje sino un estado del alma? Dicen que para conocer nuevos lugares, no hay que enfrentarse a otros paisajes sino tener nuevos ojos.
Te la roboooo!!
a cambi te dejo un x
jaja.. nada.. nuevo..
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